La grandeza del mar no está en su inmensidad ni mucho menos en sus profundidades.
La grandeza del mar no está en la vida que mana de él ni en la vida que quita.
La grandeza del mar no está en la paz que brinda ni en el terror que puede llegar a causar.
La grandeza del mar no está en el arrullo que brinda a las costas ni en el silencio devorador de su interior.
La grandeza del mar no esta en la felicidad que siembra en el corazón del hombre ni en la angustia que le flagela.
La grandeza del mar no está en su danza hipnótica ni en el vaivén de sus olas.
La grandeza del mar no está en su capacidad de abrazar la tierra ni en su loco anhelo de alcanzar el cielo.
La grandeza del mar no está en las horas de diversión que otorga ni en las horas de esfuerzo que demanda.
La grandeza del mar está en ser mar y el lo sabe más que nadie.
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