A las polillas se les antoja descansar encima de la pantalla de mi computador y a mi dedo se le antoja jugar al pastor con las polillas.
Al gato se le antoja visitarme cada mañana mientras que a mi colchón se le antoja envolverme en las sabanas y evitar mi salida.
Al asesino en mi se le antoja jugar con filosos cuchillos que torturen tu insípida mente de la misma forma en la cual termino aplastando a las polillas, acariciando al gato y discutiendo con Morfeo.
Sencillo, real.
Insectos molestos, felinos escurridizos e insomnio fatal. Intersante.
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