Entre las cosas que nunca te diré figura un te quiero,
un te quiero con sabor a nada
y a prueba de todo.
Todo lo que fue ahora intenta ser ceniza;
pero el madero que prendió este fuego aun no muere,
no se da prisa.
Y este inútil intento de fuga solo logra que caiga de bruces
y directo a tus brazos,
a tus piernas,
a tu mirada,
ahí nado, ahí floto
como ese te quiero con sabor a nada
y a prueba de todo.
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